En la nueva era digital un medio analógico como el cine, pareciera tenerlo bien difícil para competir con los dispositivos más pequeños y con las nuevas tecnologías, por lo menos en lo que respecta a la publicidad. Pero el cine, como cualquier otro medio, ofrece la posibilidad a las marcas y empresas de insertar sus anuncios, los cuales se ven favorecidos por un gran formato y unas características ambientales y técnicas únicas.
Estas condiciones le permiten conseguir impactos publicitarios de máxima calidad, gracias a una pantalla gigante, sonido estéreo, la oscuridad, la poca competencia y una audiencia mucho más concentrada
Por todo esto y de acuerdo a las investigaciones, la publicidad en cine alcanza unos índices de notoriedad y recuerdo muy elevados y consigue transmitir muy eficazmente los mensajes. La publicidad en cine permite una excelente segmentación geográfica, su contratación es flexible y en términos económicos, resulta asequible para prácticamente cualquier anunciante.
De acuerdo con el más reciente estudio de Cinema Advertising Council (CAC), en Estados Unidos, los ingresos generados por la publicidad cinematográfica crecieron en el 2015 más de un 13%, hasta alcanzar los 716,4 millones de dólares.
Esta es la primera vez que el gasto volcado en la publicidad en la pantalla grande rebasa al otro lado del charco la mágica cifra de los 700 millones de dólares.
Otro dato más interesante aún, es que la calidad y creatividad de los anuncios para cine está influyendo, y mucho, en la fidelidad de los espectadores al séptimo arte y para nada parece aburrirlos. Durante los últimos 22 años los estadounidenses han comprado anualmente unas 1.250 millones de entradas de cine y la cifra parece que va a seguir creciendo.
Según Katy Loria, presidenta del CAC, las agencias y los anunciantes son cada vez más conscientes del valor del cine para conectar con grupos muy concretos de público objetivo y para hacerlo además de manera eficaz dada la elevada visibilidad de esta fórmula publicitaria.
Las marcas que más se rascan el bolsillo en anunciarse en las salas de cine en Estados Unidos son las de los sectores de la automoción, las finanzas, la electrónica de consumo, el gobierno y los medios.
Bondades y falencias
Cada vez son más las empresas que intentan colocar su publicidad en las salas de cine, pero como en todo es importante tener en cuenta sus ventajas y reconocer cuales pueden ser sus falencias.
Como bien lo decíamos la pantalla grande y los sistemas de audio de las salas de cine pueden ser de gran valor de producción al crear publicidad. los anuncios de cine también pueden tener un enfoque más narrativo y permitir a los creadores tomar riesgos que los espacios publicitarios convencionales de televisión no permiten.
Otra ventaja es que la publicidad en cine permite segmentar mejor y llegar directamente a un público objetivo, ya que el tipo de película puede hablar muy bien de los espectadores, a diferencia de otros medios donde no sabemos el gusto de quienes observan.
Igualmente en las salas de cine y casi con resignación, los espectadores no pueden cambiar de canal, lo que los convierte en una audiencia cautiva que va a entender mejor el mensaje acerca de un producto o servicio.
Precisamente esta última razón, da lugar también al mayor inconveniente que tiene la publicidad en cine y es que de acuerdo con un estudio de Marketing Bulletin el momento y la duración de los anuncios destacados que se muestran antes de las películas son previsibles y evitables por el público fácilmente.
El estudio indica que un número significativo de miembros de la audiencia permanecen fuera del teatro durante los anuncios, incluidos los que comprar refrescos o llegan tarde. Esta evasión preventiva de anuncios tiene el potencial de publicidad en el cine con la multitud de anuncios que se ven y se oyen cada día, lo que minimiza su efecto.
Finalmente y de acuerdo con «National Business Review», la competencia entre teatros crea una considerable falta de cooperación, lo que puede hacer difícil para las empresas y agencias de publicidad el obtener el mismo anuncio para mostrar en una variedad de teatros a la vez, lo que perjudica el alcanzar el público objetivo demográfico.
Sumado a ello puede suceder que una película en particular en la que un anunciante quiere colocar un anuncio en un determinado teatro con el que hace negocios, sea uno de los competidores de su cliente.
En fin, lo importante es recalcar que en plena era de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información un medio como el de la pantalla grande, que aparentemente lo tiene todo en contra para hacerse oír, no sólo sigue teniendo un buen espacio en la agenda de los anunciantes, sino que continúa creciendo a buen ritmo.
Por Periodista Digital, Ricardo Rodríguez
Equipo Mipagina.net